Llegaba la tarde del viernes y dábamos comienzo a nuestra maratón particular del fin de semana. Y no había mejor manera de empezar que con una boda con toda la familia, con unos novios excepcionales como son Ramón y Araceli. Como han sido siempre y que el tiempo no ha podido cambiar, simpáticos, amables, cariñosos... A todo eso no les gana nadie. Preciosa ceremonia en la siempre bonita Parroquia de Santo Domingo de la cual salimos con el tiempo y la luz en cantidades inferiores a lo que nosotro preferimos pero que nunca ponemos pegas e intentamos sacar el máximo partido de ello. Debido a que al día siguiente debíamos estar de nuevo al 100% no pudimos disfrutar de la boda con la intensidad que nos hubiera gustado pero el trabajo manda. Un besazo enorme a este pedazo de pareja que está ya disfrutando de su magnifico crucero de luna de miel.
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