Hay días que te bajas de la cama con el pie derecho, con ese optimismo que te dice que te espera un día grande, que vas a disfrutar... así empezamos el pasado sábado desde muy temprano preparando todo, pues nos íbamos a una gran boda, lo sabíamos. Sabíamos que nos deparaba un día rodeados de gente de una calidad humana muy muy alta, y que nos iban a hacer disfrutar.
Boda intensa donde las haya, sin tregua, llena de grandes momentos que se sucedieron uno tras otro y de los que dimos buena cuenta junto a unos novios entregados y preocupados por que todo saliera perfecto.
Un honor y un placer seguir inmortalizando momentos especiales para quien siempre ha confiado en nosotros y por los que dimos todo lo que teníamos dentro en una jornada tan bonita y tan importante para ellos. Es nuestro deber, está claro, pero siempre hay gente con la que tienes un vínculo especial y éste era uno de esos casos y una de esas bodas en las que te hacen sentir y vibrar como uno más.
Gracias a este pedazo de pareja por ser como son. Porque los que les conocéis sabeís que son únicos y que tienen detrás una familias espectaculares junto a las que pudimos disfrutar de un día inolvidable.