De nuevo con ganas afrontábamos una nueva jornada de boda dispuestos a exigirnos el máximo de nosotros mismos. Pero la verdad que para dar el máximo también lo tienes que recibir, y el sábado desde punto y hora que Ezequiel nos abrió la puerta de su casa todo empezó a ir como la seda y empezamos a recibir, mucho y bueno....
Un día, como no podía ser de otra manera, cargado de sentimientos que me invadían a mi mismo desde que cargué el equipo en el coche. No pude en ningún momento quitarme de la cabeza a Antonio, el papá de Ana, que desde pequeño me asombraba con su maestría para pintar y restaurar, el cual para mi no era un simple manitas sino un autentico artista y mejor persona. Además de mi obligación como profesional de dar lo mejor de mi tenía el convencimiento de que él allá donde estuviera se iba a interesar por ver las fotos que le habíamos hecho a su hija y las miraría, además desde el punto de vista de un padre, con el ojo de a quien le ha gustado tanto este bonito arte que es la fotografía. Espero que le hayan gustado.
Las gracias infinitas a las dos familias, pues más a gusto es imposible estar, y tener esa predisposición para acceder nuestras "chalauras" aun cuando la tarde parecía no ser la perfecta (a mi me encantó...), en la que tuvieron que solventar diferentes problemas logísticos....Chapó por ustedes. Espero que os guste esta pequeña selección de imágenes. Un abrazo.
Lo mucho que me a gustado, es maravilloso mas de lo que esperaba. Gracias pero lo he leido tres veces poque las letras no las veia, gracias por tus sentimientos y espero que asi sea, que donde este lo haya visto. Gracias un millón de veces, el trabajo no se puede pedir mas maravilloso, no puedo seguir, un abrazo.
PD: Seguro que desde donde esté le han gustado todas y cada una de las fotografías!
Nos vemos en 2016 :)